martes, 8 de marzo de 2011

Fútbol

Tal vez me guste tanto el deporte, el futbol en concreto, por la sensación de dominio que siento. No necesito hablar, ni ordenar mis pensamientos, no necesito posicionarme, ni concretarme, ni hacerme valer. Dame la pelota y vuelo.
Jugando soy un marqués, una canción hermosa, la rima perfecta. La seguridad y la confianza implacable a diez centímetros del cuero. Cuando acaba el partido vuelvo a ser David.
Ni por el elogio, ni por los goles, las estadísticas o la victoria. Disfruto tanto por la habilidad en el esfuerzo, por el dominio en los detalles. Me siento conectado a la magia y tan cerca de la perfección que puedo golpearla con la bota y dejarla lamiendo la escuadra.
Puedo volar y sentirme por un rato impasible, impenetrable, eficiente y totalmente seguro en cada finta y cada pase. Por cuarenta minutos mi nombre y mi presencia brilla en mayúsculas con luces de neón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario